3.2.10

Veinticuatro veces en un año.

¿Ahora entiendo? No, sigo sin entender qué pasó en el medio y eso no cuenta como explicación. Igualmente cada vez tiene menos importancia la respuesta, no puedo reclamar eso que nunca me perteneció, pero quiero tener mi mundo propio -supongo que alguna vez tuve uno- y no puedo porque es imposible para mí borrarte.
Tengo cuatro uñas marcadas en la pierna izquierda y ni las siento, ahora son solo marcas, como todas las demás.
No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte. No puedo borrarte.
Quiero hacerlo, si pudiera lo haría.
Si pudiera.
Mi corazón no se rompió esta vez, es mucho más fuerte que eso, pero se gasta a medida que pasan los días, las horas, las nubes y la punta de la lapicera sobre el papel; al tiempo que tarda Seal Jubilee en convertirse en Unintended y cada pieza me hace necesitar el abrazo a mi almohada mientras me hundo en un mar de hipotéticas gotas de agua salada, pero la verdad es que no tengo lágrimas para derramar, no sé en qué momento empecé a escribir esto ni cómo surgió.

Le ciel bleu sur nous peut s'effrondrer
Et la terre peut bien s'écrouler
Peu m'importe si tu m'aimes
Je me fous du monde entier

¿Cómo sería mi vida si su belleza cotidiana perdiera la raíz del sentido? ¿Y si pudiera escuchar Nicest Thing sin siquiera sollozar?
¿Si pudiera desaparecer para siempre?

Lo haría.

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