Nunca nada es lo que espero ni posee coherencia alguna, cada segundo respiro y siento como si despertara de un eterno trance -las manecillas corren frenéticas- me sumo en la nada, Ophelia me espera ahí arriba, inconclusa.
No soy Ophelia, no soy nada, nada no es Ophelia y Ophelia no es nada (todavía); el árbol sí puede connotarse (al menos sin relación de relevo mediante por ahora).
Todo suelto, todo inconcluso, todo Ophelia. Se acabó y las luces no se apagan, pero se alejan, y el alquitrán me carcome los pulmones como tu recuerdo (Josephine y la que te parió). Tan reciente e imposible de borrar.
Quisiera borrarte, sí, eliminarte de mi existencia junto a todo lo eso que me dejaste y amo.
¡No puede ser que sea tan impulsiva! P-A-C-I-E-N-C-I-A, rana idiota, paciencia. Claro.
Los jazmines no se pudren pero el vómito me perfora como ácido. Ay, lo que me espera..
¿Qué?
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